El Instituto Veracruzano de la Cultura, a través del Jardín de las Esculturas, invita a conocer la exposición Ausencias, resultado de la investigación experimental entre la gráfica y los materiales cerámicos del artista plástico Roberto González a partir del sábado 26 de agosto de 2023.
Ausencias es una serie de objetos cerámicos grabados, integrados en dos instalaciones. En ellos se fusiona la textura del grabado tradicional y la humedad del barro, dos técnicas que han permeado la producción artística de su creador desde sus años de estudiante, tras tomar un curso con la reconocida artista visual Carla Rippey y una estancia en el Centro de las Artes de Guanajuato. Estas piezas bi-tridimensionales han sido trabajadas desde la memoria y la ausencia física de las geografías que su autor ha habitado; considerado un migrante dentro y fuera del país, los espacios habitados se vuelven momentos significativos que convierten los recuerdos en imágenes, visitas fugaces al pasado: ausencias en las que transita en segundos a través del tiempo y la memoria.
Roberto González Lozano es egresado de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. Ha participado en exposiciones individuales y colectivas en México, Estados Unidos, Canadá, Japón, Croacia y Serbia. Su obra ha sido publicada en diversas revistas y catálogos. Ha ganado diferentes premios y menciones honoríficas, como The First Place Certificate in “Illustration Portfolio for Magazines”, y The Columbia Scholastic Press Association, premio otorgado por la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York en los Gold Circle Awards 2006. Recibió mención honorífica en la 1ª Bienal de Artes Visuales de Mérida, Yucatán, en 2003. Realizó una estancia artística en la University of Houston Clear Lake, Houston. Desde el año 2010 es coordinador de la Galería AP de la Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. Para conocer más sobre el artista, visitar la página web https://robertoestampa.wordpress.com/imagenes.
Caminar distancias geográficas…
Roberto González es un artista que transita de manera segura en el arte de la gráfica contemporánea experimental, es grabador, museógrafo, gestor, caminante en territorios diversos, es en pocas palabras, un migrante. Habitante de geografías áridas y verdes que van del centro al sur del país, así como, al norte de nuestro hemisferio. Trayectos, espacios, sensaciones e imágenes, le han permitido crear una particular cartografía.
El territorio artístico donde Roberto dialoga con su memoria y extiende su geografía visual es el Taller de Grabado de la Facultad de Artes Plásticas en la Universidad Veracruzana, espacio donde inicia la práctica y producción de los procesos tradicionales de esta técnica, principalmente la xilografía, es ahí -en el taller- que recurre a las sensaciones que anteriormente había dejado en su pensamiento el
practicar la serigrafía comercial, la relación matriz-estampa ya era parte de su proceso y los espacios comunes lugar de trabajo colaborativo. Al expandir sus fronteras también expandió su quehacer gráfico, los monotipos en gran formato donde matrices xilográficas atacadas ahora con tinta directa, reproducidas una y varias veces sobre papel de algodón con base transparente, son el material y proceso para explorar la transdisciplina y sus lenguajes.
Los discursos técnico-creativos del grabado han transitado en los últimos años de lo material a lo experimental, de lo tecnológico reproductible a la unicidad temática y conceptual. La matriz como principio de reproducción de imágenes conforma aun el cuerpo de la gráfica actual, la gráfica expandida. Roberto no ha sido ajeno a estos procesos y prácticas ya como realizador o académico, fundador del taller de grabado “La Retaguardia”, adaptó a sus discursos habituales la práctica de procesos cerámicos- gráficos para redescubrir en placas anteriores los discursos con los que el día de hoy dialoga, graba e imprime.
En Ausencias, sugerente título de la exposición que Roberto presenta en este espacio galerístico, podemos no solo observar representaciones oníricas de los paisajes y símbolos que pueblan su memoria, sino también, representaciones visuales que al ser integrados de la placa de linóleo al barro cerámico se constituyen en objetos, donde numerosas cabezas continentes conforman una cartografía de sensaciones, líneas que conforman caminos y texturas que nos permiten caminar y transitar por los espacios geográficos de nuestra propia memoria.
Carlos Torralba