Presentada de septiembre a octubre de 2019 en la sala de exposiciones temporales del JEX, Contrarrestar la ausencia de Rafael Rueda es una instalación escultórica que consta de una serie de tres mesas de madera que soportan 150 piezas de cerámica de alta temperatura. En palabras del autor, “surge a partir del interés por lo familiar y lo doméstico, específicamente de qué manera el espacio y las relaciones humanas cambian con el paso del tiempo. La obra es una propuesta para hablar de la ausencia humana dentro de un entorno familiar. Las piezas de cerámica son réplicas de platos reales de la casa del autor, proponiendo la realización de réplicas a partir de originales como un acto con la intención de restituir insistentemente lo original y legítimo de la casa y familia».
Artefactos para recordar.
Desde tiempos inmemoriales las sociedades humanas hemos forjado narrativas, instrumentos, ritos y ceremonias dedicados a preservar el recuerdo de experiencias y personas. La silueta de una mano sobre una pared, un pequeño altar, el retrato de una mujer, un guardapelo, la vajilla predilecta de la abuela, los zapatos de un niño y una fotografía -entre un largo etcétera- son sólo algunos artefactos que nos ayudan a contrarrestar el olvido. Con suerte, esos artefactos pasarán de generación en generación, conformando en su continuo tránsito una memoria familiar, local y específica.
La memoria como tema central en la producción de piezas de arte, cobró relevancia en la década de los 80. Preocupados por la deficiencia de las historias oficiales a la hora de publicar narrativas donde se sintiesen identificados y representados, muchos artistas visuales volcaron sus propuestas hacia la restitución de lo censurado, olvidado, cancelado o perdido, produciendo a su paso sus propios artefactos y rituales para el recuerdo. En contraposición con el arte moderno, estas producciones buscaban infiltrarse en la vida misma, elaborando una construcción diferente del pasado para proyectar un futuro distinto. Particularmente en América Latina, el íntimo lazo que ata memoria e historia familiar permeó en diversas propuestas artísticas, señalando que una y otra se retroalimentan y constituyen la historia específica de un lugar, sea una localidad o un barrio. Ha sido a través de la insistencia y re elaboración de estas propuestas y narrativas que poco a poco se ha articulado una historia paralela a las oficiales, cargada de una dosis mayor de subjetividad.
Así, no parece extraño que insistir en la elaboración de un artefacto para el recuerdo sea lo que coloca sobre la mesa el ceramista Rafael Rueda. Como si al trabajar la arcilla se pudieran contornear los márgenes de una experiencia vivida en el momento justo en que se desliza hacia la latente amenaza del olvido, Contrarrestar la ausencia se halla conformada por un conjunto de utensilios empleados una y otra vez en las reuniones familiares, cargados de historia, herencia y nostalgia. Desde su silencio nos invitan a remembrar y llenar de sonido un extraño recuerdo, mientras apuestan por la restitución y conmemoración de la vida compartida y forjada cotidianamente a través de los lazos filiales. Quizá con ello seamos capaces de restaurar una relación, desatar un nudo, preparar la mesa y conciliar con aquello que creíamos olvidado.
Jimena Ortiz